En muchas organizaciones encontramos un personaje bastante peligroso. Es aquel “líder” que abusa de su poder. Es una persona que tiene nula inteligencia emocional. Genera gran estrés, culpa, obligación y sobre todo miedo. Tiene conductas abusivas, controladoras que reduce la productividad de sus colaboradores. Es quien rompe la cohesión del grupo, fractura la comunicación y genera conflictos innecesarios.

Sabemos que en el fondo es una persona que por medio de sus conductas, trata de cubrir su poca autoestima, prefiere ser percibido como firme y coercitivo que débil y temeroso. Puede ser muy bueno en el desempeño de su trabajo y con gran experiencia pero con deficientes habilidades interpersonales.

¿Qué actitudes tiene un antilíder?

-Es pasivo-agresivo.

-Grita y lastima con sus palabras.

-Minimiza el logro de los demás.

-Ridiculiza en público.

-No sabe hacer un feedback adecuado.

-Culpa a otros por los resultados.

-Los éxitos siempre se los adjudica.

-Divide al grupo.

-Juzga y critica el trabajo de sus colaboradores.

-Manipula y genera demasiado estrés.

-No desarrolla empatía con su equipo.

-Obliga a jornadas extensas de trabajo sin razón.

El antilíder es el responsable de que las personas renuncien, no sabe retener el talento ni le interesa desarrollar a sus colaboradores.

Es muy peligroso mantener a estos personajes en la organización, porque los impactos en desempeño, productividad y clima laboral son enormes, al final se traducirán en fracasos para la organización.

Si estás en una situación similar, lidiar con un antilíder, busca ayuda, ya que al paso del tiempo llegan a ser extremadamente dañinos para la salud con terribles estragos anímicos y mentales.